
Desde siempre los libros formaron parte de mi vida. Las bibliotecas, los libros. No imagino un hogar o taller sin ellos. Palabras, imágenes. No imagino viajar sin algún libro en la mochila. No imagino volver de algún lugar lejano, desconocido, sin traerme al menos un libro.
Es todo un universo el que se abre al adentrarse en su lectura.
Esta fascinación por los libros, y la incapacidad de poder expresarme fluidamente más que con imágenes, es lo que hace que el libro de artista o más precisamente el libro objeto (por ser de tirada única y tridimensional) hayan aparecido frecuentemente en mi obra.
Los materiales de mis libros se van repitiendo muchas veces. Espejos: esas ventanas a espacios desconocidos e infinitos. Las fibras naturales, ya sea fibra de coco, o fibras vegetales convertidas en papeles. Las palabras o al menos letras: siento que las palabras complementan el significado aportado por la imagen y lo enriquece con sus valores semánticos, visuales y auditivos.
Lo más importante para mí es que siempre el libro permite “hojearlo”, manipularlo, sentirlo: entrar en él.
Libro objeto: “Apertura al Universo”


Libro objeto: “La brújula”, basado en el cuento de Borges “La muerte y la brújula”.




Libro objeto: “El libro del Coco”


Libro objeto: “Mapa de un desierto ostrácico”
